Buceo en Villaricos, Almería con Molasub

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Y llegó el momento en el que, después de muchos imprevistos, cancelaciones por mal tiempo y sucesos varios y diversos, por fin pudimos irnos a bucear con Molasub en Almería, un centro de buceo pequeñito con el espacio muy bien optimizado, y donde, tal y como nos contaba Manu, prima la seguridad: «Si se bucea con seguridad, todo lo demás acaba saliendo«.

Si es la primera vez que vas a visitar el centro de buceo Molasub, asegúrate de que has puesto bien la dirección en el GPS. El centro de buceo está al lado del mar, a escasos 50 metros del puerto de Villaricos.

Si al poner la calle el GPS te envía a varios kilómetros tierra adentro, es que no ha pillado bien la dirección. Para corregirlo cambia la dirección directamente a «Villaricos», el pueblo es pequeño y el Centro de Buceo Molasub está casi en el centro, o, si tienes Google maps, pincha directamente en «Cómo llegar» desde el mapa de situación de la ficha del Centro de Buceo Molasub.

Nosotros, siguiendo estas indicaciones llegamos a la primera al Centro de Buceo.

Allí nos esperaban Manu, el director del Centro, ese día en el papel de patrón y Alberto, que sería nuestro guía en las inmersiones. Y ¡qué pedazo de inmersiones nos esperaban!

Pero no adelantemos acontecimientos, y comencemos como los buenos libros… por el principio.

Molasub, El Centro de Buceo

Según entras en el centro te sientes en un espacio acogedor, y donde tanto Manu como Alberto están encantados en echarte una mano para darte indicaciones, para ayudarte a montar el equipo o para darte consejos a la hora de preparar el equipo para su transporte al barco. Así que una vez todo comprobado, montado y listo para el transporte, el equipo se iba por un lado en la furgoneta, mientras que los buzos fuimos a pie hasta el embarque, 3 minutos de paseíto, donde una vez descargado el equipo se estiba a bordo y se prepara para la navegación.

La Catedral

El día estaba despejado y había buena mar por lo que la navegación fue tranquila. Y amena, que ya empezamos a descubrir los pormenores de la inmersión gracias al briefing que nos iba realizando mientras navegábamos, y el repaso del mismo una vez llegado al punto de inmersión, que iba a ser La Catedral.

«Seguro que la mayoría de estas cosas ya las habéis oído 200 veces, pero creo que es mejor volver a contarlas porque siempre hay alguna cosita que se nos olvida o que es nueva». Nos dice con un guiño al acabar. Y es que siempre viene bien un recordatorio, no importa las inmersiones que lleves encima 🙂

Se trata de una montaña submarina, con la cima en torno a los 18 metros, y que desciende hasta los 30 metros. Pero lo mejor es que se puede visitar el interior de esta montaña, ya que en el interior se encuentra la cueva de La Catedral, con varios accesos y unos espectaculares contraluces que hacen las maravillas de cualquier buceador. Aparte de los paisajes y formaciones rocosas, en esta inmersión pudimos ver enormes anémonas, bancos de anthias, cigarras, escorpénidos, morenas y hasta algún nudibránquio, aparte de la habitual vida del mediterráneo como sargos, fredis, dentones o águilas marinas.

Y fueron estas últimas las que nos recibieron según bajábamos: 3 aguilas marinas, un poco tímidas, que pasaron a darnos la bienvenida, aunque no se quedaron para la sesión de fotos y solo pudimos robarles alguna imagen un poco lejos.

Cuando se retiraron después de comprobar que todo estaba en orden, pasamos a la Catedral por una de las entradas laterales. Apenas entras por la zona en penumbra con mucho cuidado para no levantar la arena del fondo, empiezas a ver la claridad del otro lado, y al acabar el pequeño túnel, giras a la derecha y ahí está, la entrada principal con todos sus contraluces y las paredes llenas de vida.

Solo nos faltaron los peces luna o mola mola, que también son frecuentes por aqui. Aunque mas avanzada la temporada.

La Loza del Payo

De vuelta en el barco, cambiamos botella y nos dirigimos a nuestro segundo punto de inmersión, La Loza del Payo. Allí realizaremos uno de los múltiples itinerarios que este bajo nos ofrece, en concreto el denominado LPSUR (Loza del Payo Sur). Una inmersión sencilla y poco profunda, muy adecuada después del nitrógeno que llevábamos acumulado de la Catedral.

La parte superior del bajo, se encuentra entre 6 y 10 metros y desde ahí empezamos la ruta que nos lleva a descubrir la diversidad de vida que alberga este punto de inmersión: desde rayas, peces luna ó barracudas, langostas, cigarrones, hasta la fauna mas típica, los sargos, salemas, pulpos, congrios, meros, serranos, lábridos, etc.

Terminamos la inmersión, después de que Alberto soltara el ancla e hiciéramos nuestras paradas de seguridad, y volvimos a la barca donde Manu nos esperaba para que le diéramos buena cuenta de que habíamos visto en el buceito. Con todo a bordo y bien amarrado, nos dirigimos a puerto, y un poco después, al centro, donde endulzamos el equipo y nos dimos una merecida ducha calentita.

Ya solo nos quedaba recoger el equipo y despedirnos de Manu y Alberto, y de Molasub. Pero como nos gusta hacer bien las cosas, nos fuimos a despedirnos a una terracita cercana, donde disfrutamos de una aperitivo en agradable compañia.

Galería de imagenes:

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