Curso de Cuevas en Playa Diving Center
Nos hemos ido a México para hacer el curso de cuevas en Playa Diving Center
¿Quieres que te contemos cómo ha sido? Pues venga, entra y acompáñanos.
Estamos a finales de noviembre y en la mayor parte de la península ya se han establecido los rigores del invierno mientras que en México pasan los días a entre 26 y 28 grados de temperatura. Los cenotes nos esperan con sus aguas siempre cristalinas, Playa del Carmen nos tiene preparadas decenas de tiburones toro para que los admiremos a placer. Y por si fuera poco, un curso de cuevas está ya planificado con nuestros nombres apuntados en la casilla de los alumnos… ¿Se os ocurre un plan mejor?
Laura de Frutos -Unconditional Supporter de Buceo Ibérico- y Angel Manso -uno de los tres fundadores de Buceo Ibérico-, hemos pasado tres semanas en Playa del Carmen, península de Yucatán, México, disfrutando como enanos de un impresionante curso de cuevas, buceando con unos magníficos y nada tímidos tiburones toro, compartiendo muy buenos momentos con todo el equipo de Playa Diving Center: Vicente, Juanma, Karen, Jerson, Willy y disfrutando de la fantástica gastronomía local, de muy buenos paseos por la famosísima, abarrotada y colorida Quinta Avenida, de la alegría de compartir tiempo y buceo (en cuevas y en mar) con amigos españoles -Juana, Juan, Oscar y Sergio-, que también andaban por allí… Resumiendo, un viaje merecedor de un sobresaliente enorme.
Pero el principal objetivo de esta crónica es hablaros del curso de cuevas, así que vamos a ello.
Primero lo primero: diferencia entre cenote, caverna y cueva.
La península de Yucatán, al sur de México, está repleta de ríos subterráneos, inmensos túneles inundados de agua limpia como la que compras embotellada para beber, con decoraciones imposibles y estructuras tan caprichosas que hacen de su visión un espectáculo muy difícil de creer.
Pero todo ello empezó mucho antes del Pleistoceno.
La piedra caliza, muy porosa, permitió que a lo largo de los años el agua de lluvia de la superficie se filtrara hacia abajo, hacia los inmensos túneles del subsuelo. Esas gotas de lluvia arrastraban minerales que muy poco a poco iban formando estalactitas, estalagmitas y columnas.
Cuando inmensas cantidades de hielo terrestre se fundieron y ese líquido que había sido sólido inundó todos los espacios huecos que encontró, se formaron los ríos subterráneos actuales. Y en ellos tenemos los cenotes, las cavernas y las cuevas.
Si el techo de uno de estos túneles se desploma, se abre un agujero en la superficie de la tierra que nos brinda el paso hacia la galería inundada. Eso es un cenote.
La cueva a la que se accede desde ese cenote es todo el túnel sumergido, que puede ramificarse de forma endiablada y llegar muchos kilómetros más allá.
Por último, la caverna es esa zona de la cueva desde la que vemos la luz del sol y suele abarcar una buena distancia alrededor de todo lo que es el cenote.
Resumiendo, nosotros entramos por el cenote desde donde podremos hacer una buena inmersión por toda la caverna de su alrededor, siempre estando cerca de una u otra salida. Pero si penetramos en las entrañas de la tierra para continuar explorando toda la magia que nos brinda la naturaleza, al principio seguiremos viendo la luz del sol a nuestras espaldas hasta que el túnel se acaba quedando completamente a oscuras y entonces podemos decir que estamos en la cueva.
Por qué hacer un curso de cuevas.
Si empiezas a bucear en los cenotes te vas a enamorar perdidamente de las nuevas sensaciones. Las aguas limpias, transparentes, cristalinas hacen que sientas como nunca que de verdad estás volando, y los paisajes increíbles hacen que cada minuto de inmersión te parezca una película futurista en la que tú eres el protagonista.
Desde la primera inmersión vas a ver que el túnel sigue más allá de donde tú has llegado, y vas a ver cómo algunos buceadores se adentran en aquella oscuridad misteriosa que rompen con sus linternas como si fueran espadas de luz. Y vas a sentir una envidia nada sana porque el hechizo de la cueva ya te ha atrapado. Desde allá dentro, desde la oscuridad, el dios Xibalba te está invitando a que descubras su mundo eterno, a que te dejes fascinar con los decorados alucinantes que quiere compartir contigo. Y desde ese momento ya estás perdido porque dentro de ti ha nacido el hambre de ir más allá en tu buceo: quieres meterte en las cuevas, quieres vivirlas y disfrutarlas, quieres ver qué hay allí y descubrir paisajes que sabes que están reservados a unos pocos elegidos. A estas alturas ya estás envenenado y es imposible resistirse. Ahora ya sólo hay un antídoto: entrar y vivirlo.
¿Nuestro consejo? Hazlo, no te vas a arrepentir. Pero eso sí, es imprescindible por tu propia seguridad y la de quien quiera que te acompañe que tengas unos conocimientos, un entrenamiento y un equipo acordes a la grandeza de lo que vas a vivir.
Las cuevas te van a hacer disfrutar un tipo de aventura que no pensabas que existiera, pero es obvio que gozarla sin el equipo y/o la formación adecuada, te somete a un riesgo inaceptable.
Hacer un curso de cuevas te prepara para que puedas exprimir al máximo unas sensaciones indescriptibles con la tranquilidad de saber que estás preparado para solventar cualquier posible incidente con serenidad y eficacia o, dicho de otra forma, que eres tú y no la buena suerte quien está controlando la aventura.
Pero también hay otros dos motivos que puedes añadir a la lista:
Tu nivel de buceo va a crecer: nadie duda que el buceo en cuevas es una de las actividades submarinas más exigente de todas las que puedes practicar, tanto a nivel técnico como de equipo, conocimientos, precisión, estandarización de protocolos… Cuando lo acabes, tu nivel de buceo habrá crecido notablemente y ese progreso ya será tuyo para siempre tanto si buceas bajo techo como si lo haces en aguas abiertas.
Porque es muy divertido: hay quien hace un bautizo por ver si le puede gustar nuestro mundo sumergido, pero si te planteas hacer un curso de buceo en cuevas es porque, muy probablemente, ya eres un buceador auténtico. Pues bien, en este momento los nuevos conocimientos, el entrenamiento y los ejercicios que harás te resultarán curiosos, sorprendentes, ingeniosos… y además siempre te parecerán muy divertidos. En realidad todo el curso lo es.
Cómo se bucea en las cuevas
Para entender en qué consiste el curso, es importante saber cómo se bucea en las cuevas porque lo que aprenderemos será precisamente todo lo necesario para desenvolvernos con comodidad y seguridad en el nuevo entorno.
Luz: dentro de la cueva la oscuridad es absoluta y la única fuente de luz es la que nosotros aportamos. Por un lado llevamos una lámpara sujeta a una mano con un asa que nos permite seguir teniendo dicha mano libre para manipular con soltura cualquier otro elemento que necesitemos. Además llevamos, apagadas y bien sujetas en los costados, dos linternas pequeñas por si acaso fallara la principal. Es decir, cada buceador tiene tres luces independientes de forma que dos buceadores llevan seis luces y tres buceadores llevan nueve luces. Si tenemos en cuenta que con solamente una útil ya se podría salir con luz, entenderemos cuáles son los niveles de seguridad que se aplican en las cuevas. Pero tranquilo, si te quedaras completamente a oscuras también sabrías salir. Es parte de lo que aprenderás en el curso.
Aire: se reparte en un mínimo de dos botellas, cada una con su propio regulador. Las dos botellas -el clásico “bibo”- llevan el aire comunicado de forma que si un regulador fallara podríamos respirar todo el gas de los dos tanques desde el regulador que sigue funcionando. Pero si una de las dos botellas sufriera una fuga en plena inmersión, podríamos aislarlas y sólo se acabaría perdiendo una. Por si fuera poco, se bucea “a tercios”, es decir, usamos un tercio de aire para penetrar, otro tercio para salir y el tercio restante se reserva para que podamos solventar cualquier posible emergencia con calma, seguridad y control. Y si queremos ir más allá, todavía tenemos la opción de llevar más botellas colgadas.
Línea: está claro que es imprescindible evitar perdernos en una cueva y por eso siempre, absolutamente siempre, se sigue una línea de cabo que es nuestro camino de regreso. En todas las rutas principales de la cueva está ya puesta. Y donde no lo está tú vas colocando la tuya. Es imperativo que desde donde estás hasta la salida haya siempre una línea continua de cabo -aunque tenga empalmes- que garantice que incluso a oscuras, siguiendo dicha línea, encuentres las aguas abiertas y el aire.
Suelo: el suelo de las cuevas es polvo finísimo, con una textura muy similar a la de la harina o el talco. Al más leve movimiento que hagamos contra el fondo, el polvo se levantará y tardará en posarse. Puede que parezca mentira, pero ese polvo en suspensión puede reducir la visibilidad a prácticamente cero. La conclusión es clara y además doble. En primer lugar necesitamos una flotabilidad impecable porque no podemos posarnos descontroladamente y remover un fondo con las características mencionadas. En segundo lugar, se acabó el aleteo clásico que iría dejando tras de nosotros una estela de invisibilidad impracticable: nuestro compañero más atrasado en la formación no vería absolutamente nada y a la salida nos estaría esperando con el cortacabos en la mano para asesinarnos.
Flotabilidad: cuando abandonas una línea, antes de seguir avanzando tienes que instalar una tuya. En muchas ocasiones tendrás que amarrar flechas de plástico sobre la línea para indicar tu salida, también tendrás que colocar cookies -unas piezas redondas, como galletas, que dan información muy importante para tu orientación-. Allí abajo tendrás que hacer cosas y mientras tanto tienes que permanecer estático y estable en una cota, sin irte hacia el techo y mucho menos hacia el fondo. La flotabilidad es clave dentro de las cuevas y te tiene que salir de forma automática sin prestarle atención. La buena noticia es que si aún no tienes esa habilidad, al acabar el curso ya será tuya para siempre.
Qué vas a obtener haciendo el curso de cuevas.
Uno: lo más obvio, un carné de IANTD -International Association of Nitrox and Technical Divers- firmado por tu instructor. Dicho carné te permite bucear en cuevas sin limitaciones en la longitud de la penetración, ni en el tiempo de inmersión, ni en la complejidad de la navegación (o sea, cuántas líneas diferentes recorras e incluso coloques a lo largo de tu inmersión).
Dos: si no traías una flotabilidad perfecta te la llevarás puesta cuando hayas terminado. Si no eras capaz de adoptar y mantener una postura completamente horizontal, cuando acabes el curso lo harás.
Tres: tu resistencia al estrés se habrá elevado unos cuantos enteros, tu confianza y tranquilidad bajo el agua habrá mejorado y lo notarás.
Cuatro: cuando acabes el curso sabrás aletear de muchas formas diferentes en función del entorno y lo que quieras conseguir; aleteos muy cortos para desarrollar en espacios muy reducidos, aleteos de helicóptero que te permiten girar sobre ti mismo sin desplazarte del sitio, aleteos de rana que no remueven el fondo, aleteos hacia atrás que te permitirán recular sin perder la posición…
Cinco: conocerás los protocolos de navegación que se utilizan en las cuevas, ese código de circulación que te dice cuándo colocar una flecha, dónde situar una cookie, en qué punto enlazar una línea con otra mediante un carrete. Los protocolos de navegación son los que te garantizan la vuelta al cenote por el que entraste.
Seis: sabrás resolver tal cantidad de problemas y lo harás con tal eficacia que cuando eches la vista atrás te sentirás emocionado y orgulloso.
Cómo es el curso de cuevas.
Te podríamos contar cómo fue el nuestro pero es posible que no siempre sea exactamente igual o se siga el mismo orden. De hecho, un buen instructor sabrá adaptarse a las necesidades del alumno y a su ritmo y, créetelo, Vicente Fito es muy bueno.
Lo que sí es seguro es que sea cual sea tu nivel al comienzo, recorrerás todo el camino necesario para conseguir la misma meta, así que en vez de hacerte una descripción exacta, mejor te vamos a contar todo lo que vas a hacer y todo lo que vas a aprender a lo largo de unos ocho días bastante intensos.
En la parte de teoría vas a empezar por hablar de lo más básico del equipo, la configuración y los por qué. Yo reconozco ser de naturaleza más bien insufrible, jajaja. Traducido quiere decir que jamás me han valido las respuestas del tipo “porque sí”. Estamos buceando en cuevas y aquí nada se ha dejado al azar, así que yo quiero saber las razones que sustentan una determinada configuración o una forma concreta de hacer las cosas. Bien, pues juro que a pesar de que posiblemente haya sido de los alumnos más preguntones del centro, todas mis interrogaciones tuvieron una respuesta clara, concreta y concisa, y todas y cada una de ellas me convencieron y me eliminaron cualquier género de duda.
En el centro vas a practicar montones de ejercicios que luego también vas a hacer en el agua. Los ves en seco, los practicas para familiarizarte y aprenderlos, y luego te vas al agua a continuar con ellos hasta que los automatizas. El método es genial y desde luego que funciona.
Entre todo ese montón de ejercicios, están los básicos de cómo pedir aire y cómo donarlo, cómo abrir o cerrar nuestras propias válvulas… hasta cómo salimos de una cueva si nos quedamos sin una sola luz y encima vamos compartiendo aire. También vas a aprender a buscar a un compañero desaparecido y hasta a encontrarte a ti mismo si eres tú quien ha perdido la línea y no le funciona ninguna de sus tres lámparas… En definitiva, vas a aprender a resolver situaciones tan sumamente rebuscadas que, de hecho, muchas de ellas jamás han sucedido en la realidad.
Otra cosa que verás será la teoría de la navegación, que es exactamente el código de circulación que ya hemos mencionado anteriormente. Vicente te pondrá en el aula muuuuchos ejemplos de posibles casos reales para que los resuelvas y, como siempre, luego también los practicarás en inmersión.
Resumiendo
El resumen de todo esto es que el curso de cuevas puede que sea el mejor curso que has hecho en tu vida, el más divertido, el más completo, el más efectivo y el más flipante.
El curso en sí es muy impresionante, el entorno es un cuento de hadas y tu capacidad como buceador va a ir cambiando día a día y tú lo vas a ver claramente…
Seguramente no serás capaz de encontrar a un “cuevero” que haya quedado indiferente con la experiencia y eso ya es suficiente resumen.
Y para acabar, quizás lo mejor que podamos hacer sea darle un gran aplauso a Vicente Fito por su calidad profesional y humana.
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