El Plancton, ¿tan pequeño como parece?

Por | | Mundo Submarino
Foto de Miguel Angel Márquez - Mas fotos de Miguel Angel

Foto de Miguel Angel Márquez - Mas fotos de Miguel Angel

El plancton está formado por pequeños seres vivos, microorganismos principalmente, que viven flotando en el agua, tanto dulce como salada. El plancton se puede dividir en fitoplancton -algas que al igual que las plantas captan la luz del sol a partir de la cual producen la energía que necesitan para vivir y que son la base de la cadena trófica- y zooplancton, que en general se alimenta del fitoplancton.

Aparentemente podemos pensar que estos seres tan pequeños apenas juegan un papel importante en nuestros océanos, pero lo cierto es que además de ser los grandes olvidados de nuestros mares y océanos son fundamentales en el equilibrio del ecosistema marino y también del terrestre.

La cantidad de fitoplancton presente en nuestros océanos es tan grande que es capaz de producir gran cantidad de oxígeno molecular (sí, ese que forma parte del aire que respiramos y que tanto necesitamos para vivir) hasta el punto de que el fitoplancton produce el 50% del oxígeno necesario para la vida terrestre, constituyendo así los océanos el gran pulmón de nuestro planeta.

El fitoplancton se mantiene en los primeros metros de la columna de agua durante las horas del día, pues necesitan de la luz del sol para poder realizar la fotosíntesis, mientras que por la noche migra hacia aguas más profundas para captar nutrientes.


Foto de Chema Larruga

El zooplancton está formado por pequeños organismos adultos y también de larvas de otros animales que una vez desarrollados formarán parte de la fauna marina que habitualmente vemos en nuestras inmersiones, como medusas, erizos de mar y muchos otros.

El zooplancton al alimentarse de fitoplancton y no requerir de la luz realiza también unos movimientos verticales “persiguiendo” al fitoplancton, pero de manera desacompasada: es decir, durante el día el zooplancton migra hacia el fondo y durante el atardecer sube a la superficie para cruzarse con el fitoplancton y alimentarse. Esto es así porque el zooplancton, al producir destellos –son esos organismos que tanto brillan al exponerse al haz de luz de nuestras linternas en las inmersiones nocturnas- si estuviera en la superficie en las horas de máxima luz sería demasiado vulnerable a sus depredadores.

Las causas de estas migraciones verticales del plancton son sin duda múltiples y algunas todavía no se conocen. La luz influye para provocar el descenso diurno de numerosas especies de zooplancton pues algunas especies son fóbicas a la luz. Una prueba de ello es que algunos individuos de una especie determinada se encuentran más cerca de la superficie en días con cielo nublado que en los que lo tienen despejado.

Estos movimientos se denominan migración vertical diaria, pero ¿cómo afectan al resto del océano?


Foto de Montalbano

Muchos animales marinos se alimentan del plancton, como el majestuoso tiburón ballena, el tiburón peregrino, las ballenas, las mantas-rayas los plumeros de mar y un sinfín de especies más.

Esta disposición vertical del plancton condiciona que los animales móviles vayan “a la caza del plancton” en el momento en que éste se encuentra en mayor concentración, es decir, en el momento en que zooplancton y fitoplancton se encuentran cerca de la superficie: el atardecer. Por esto el mejor momento para ver a éstos animales depredadores del plancton en nuestras inmersiones suele ser el anochecer.

Además de afectar a las costumbres de los depredadores del plancton, éstos pequeños organismos son de gran importancia al ser la base de la cadena trófica: sin ellos los consumidores primarios (herbívoros) no podrían alimentarse, y por consiguiente los carnívoros también carecerían de alimento, desajustándose así el equilibrio del ecosistema igual que ocurriría si se redujera drásticamente el número de super-depredadores (tiburones, delfines, orcas… que por otro lado es la tendencia a la que vamos encaminados como consecuencia de la sobre-pesca de estos depredadores).

Por esto es tan importante entender que cualquier mínima alteración en los ecosistemas, tanto marinos, como terrestres puede tener graves consecuencias, siendo, a la larga nosotros mismos los más perjudicados.

¡Buen azul!